Un día, Saadi Shiraz contaba una historia:
"Cuando era niño, mi padre, tíos y primos, solíamos rezar juntos. Todas las noches escuchábamos un trozo del Corán. En medio de una de esas noches, mientras uno de mis tíos leía, caí en cuenta que muchos de los presentes estaban durmiendo. Al darme cuenta, se lo dije a mi padre:
- Ninguna de estas personas puede permanecer atento siquiera a las palabras de nuestro profeta. ¡Jamás llegarán a Dios así!
+Mi querido hijo, no te preocupes por la forma como los demás hablan con Dios, solo busca tu camino con fe. Puede ser que ellos, en sus sueños, estén charlando con Dios. Hubiera preferido que estuvieras durmiendo igual que ellos, a tener que escuchar de parte tuya tan duro juicio y condena."
Contado por Paulo Coehlo.
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