Un viernes normal, como todos los demás, vas de regreso hacia tu casa y para distraer un poco tu mente, enciendes la radio. Se escucha la historia de un pueblo muy lejano y casi desconocido en donde mueren 4 personas por una gripe rara y desconocida.
No le pones mucha importancia. Ya es lunes, y se riega la noticia de que ya no son 4 personas, sino que rondan los 40mil muertos por esta gripe. Al día siguiente ya es la noticia mas importante e impactante del mundo. La llaman "Influencia Misteriosa", no se puede controlar y se ha esparcido por todo el mundo, ocasionando el cierre de fronteras por parte de los países mas grandes.
La gente acude a iglesias, mezquitas y sitios de oración. El pánico invade el mundo. Pero luego de unos días, llega la noticia que todos esperaban: Se ha descifrado el ADN del virus, ¡se puede hacer un antídoto!. Solo se necesita encontrar una persona que no esté infectada. Rápidamente, todas las personas acuden a los hospitales y clínicas a hacerse la prueba.
Luego de hacerte el análisis con tu familia, el doctor aparece gritando un nombre: El de tu hijo. El te dice con mucho miedo: "Papa, ese es mi nombre". Antes de que puedas reaccionar se llevan a tu hijo. Luego de un rato, el doctor pide hablar contigo y te dice:
- ¿Puede firmar esto? No sabíamos que el donante iba a ser un niño.
+ ¿Cuanta sangre necesitan?
- Toda.
+ ¿No pueden hacer transfusión?
- No tenemos sangre limpia, necesitamos la de su hijo. ¿Firmará? ¡Por favor!
Con mucho pesar y después de mucho pensar, firmas. Le das la espalda a tu hijo, para salvar al resto de la humanidad. Luego de un tiempo, la enfermedad ha desaparecido y casi nadie recuerda el sacrificio de tu hijo para salvar el mundo. Te provoca gritar "¿No les importa que mi hijo muriera para salvarlos?".
Eso es lo que Dios nos quiere decir: Mi hijo murió por ustedes, ¿Todavía no se dan cuenta cuanto los amo?
Moraleja: En esta Semana Santa, acércate a Dios y dale las gracias por todo lo que te ha dado en esta vida. Su hijo murió por ti, ahora tu vive por el.