Una vez llegó al frasco, tomo la mayor cantidad de dulces en su mano. Pero cuando intentó retirar la mano, la apertura del frasco no era lo suficientemente grande. El alumno comenzó a llorar con mucha rabia. Hasta que un compañero le dijo:
- Si sueltas algunos dulces, ¡de seguro podrás sacar la mano!
Moraleja: Muchas veces el egoísmo y el tratar de acaparar todo, no solo impide que otros puedan recibir, sino que hace que tu tampoco puedas hacerlo.
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